viernes, 10 de mayo de 2013

Época en que vivió Velázquez


Siglo XVII Barroco
CAMBIOS IMPORTANTES: Los Validos.
La principal innovación en el funcionamiento del sistema político de la monarquía española en el siglo XVII fueron los validos. El monarca se desentendía de las labores de gobierno y el valido tomaba las principales decisiones.
No fue un fenómeno exclusivamente español. Figuras similares aparecieron en otras monarquías europeas como Mazarino o Richelieu en Francia...

Otro fenómeno que se generalizó en la administración española del siglo XVII fue la venta de cargos. Lo inició en épocas anteriores la Corona como medio para obtener dinero rápido. Su uso se extendió con Felipe III.
POLÍTICA INTERIOR
En el siglo XVII la monarquía hispánica sufrió una dura crisis económica y social. Este siglo fue testigo de la aparición y consolidación de un nuevo orden internacional en Europa. Las guerras fueron una constante del que ha sido denominado Siglo de hierro. La cruel Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y, ligada a la anterior, la Guerra Franco-Española que culminó en 1659 son buen ejemplo de ello.
El reinado Felipe III (1598-1621) fue un reinado pacífico. Agotada España y sus enemigos tras las continuas guerras del siglo anterior, se paralizaron los conflictos con Francia, Inglaterra y los rebeldes holandeses, con los que se firmó la Tregua de los Doce Años.
Felipe III continuó la política de intolerancia religiosa que llevó a la expulsión de los moriscos en 1609. 

El 
Conde-Duque de Olivares (valido de Felipe IV) , trató de que los demás reinos peninsulares colaboraran al mismo nivel que Castilla en el esfuerzo bélico que agobiaba a una monarquía con graves dificultades financieras. España participaba en esos momentos en la guerra de los Treinta Años. Este proyecto de Olivares desencadenó la crisis de 1640.

La 
negativa a colaborar de las Cortes Catalanas (1626 y 1632) no impidió que Olivares decidiera llevar tropas para luchar contra Francia a través del Principado. Muy pronto los roces de las tropas castellanas e italianas con el campesinado alentó el descontento que terminó por estallar en el Levantamiento del Corpus de Sangre, el 7 de junio de 1640.
La muerte del Virrey fue solo el inicio de una guerra entre los rebeldes catalanes, dirigidos por la Generalitat con el apoyo de Luis XIII de Francia y las tropas de Felipe IV. La guerra civil concluyó cuando Barcelona fue recuperada por las tropas españolas en 1652.
Animadas por la rebelión catalana, los estamentos dirigentes portugueses se lanzaron a la rebelión. Las Cortes portuguesas proclamaron rey al duque de Braganza. Los rebeldes fueron apoyados por Francia e Inglaterra, potencias interesadas en debilitar a España. Finalmente, Mariana de Austria, Madre-regente de Carlos II, acabó reconociendo la independencia de Portugal  en 1668.
Pese a ser aplastadas todas las rebeliones, excepto la portuguesa, Felipe IV mantuvo los fueros de los diversos reinos.
La débil monarquía de Carlos II (1665-1700) fue incapaz de frenar al expansionismo francés de Luis XIV, España cedió diversos territorios europeos. Su muerte sin descendencia provocó la Guerra de Sucesión (1701-1713) al trono español en la que al conflicto interno se superpondrá un conflicto europeo general. La Paz de Utrecht en 1713 significó el fin del imperio español en Europa.
SITUACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL

Ya en la primera mitad del siglo aparecen serios problemas demográficos. Cruentas epidemias, coincidiendo con épocas de carestía y hambre. Otros factores ayudaron a la crisis demográfica: la expulsión de los moriscos en 1609, las frecuentes guerras exteriores y el incremento del clero que redundó en descenso de la tasa de natalidad. 

En la segunda mitad del siglo, la crisis continuó y se agudizó. A la decadencia de la agricultura, se le unió la de la ganadería lanar, que encontró graves dificultades para la exportación, y la de la industria, incapaz de competir con las producciones extranjeras.
El comercio también entró en una fase recesiva. La competencia francesa en el Mediterráneo y la competencia inglesa y holandesa en el Atlántico, agravaron una coyuntura marcada por el creciente autoabastecimiento de las Indias y el agotamiento de las minas americanas. Consecuencia de la crisis comercial fue la disminución de la circulación monetaria.
MENTALIDAD Y CULTURA
La sociedad española siguió marcada por los valores aristocráticos y religiosos de la mentalidad colectiva en la centuria anterior.

Así, valores típicamente nobiliares como el “honor” y la “dignidad” fueron reivindicados por todos los grupos sociales. 
Unido a lo anterior se extendió el rechazo a los trabajos manuales, considerados “viles”, es decir, que manchaban el “honor” y la “dignidad” de aquel quien los ejercía.  

Esta mentalidad llevó a que, exceptuando ciudades mercantiles como Cádiz o Barcelona, no se pueda hablar de la existencia de una burguesía (mercaderes, fabricantes) con mentalidad empresarial que promoviese el desarrollo económico, tal como estaba ocurriendo en Inglaterra, Holanda…

Las gentes con medios económicos, en vez de hacer inversiones productivas en la agricultura, el comercio o la artesanía, tendieron a buscar el medio de ennoblecerse, adquirir tierras y vivir a la manera noble.
Toda esta mentalidad debe enmarcarse en un contexto de pesimismo y de conciencia de la decadencia del país.

En lo referente a la cultura, España vivió una época de auge sin precedente. Iniciado el siglo con la figura de Cervantes (1547-1616) y su "Quijote" (1605 y 1614), las letras hispanas brillaron con figuras como Quevedo, Lope de Vega o Góngora.

La pintura española del Barroco es una de los momentos claves de la historia de la pintura mundial. Los nombres de Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Ribera o Murillo muestran el momento de apogeo del arte barroco español.

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